desafortunadamente no podré estar en la Iglesia del Salvador mañana las 19.30 para una tan significativa misa. Pero a esa hora estaré haciendo oración tal como nos enseñó la tradición de la Compañía.
Desde el Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial nos hacemos
presentes hoy para hacerles llegar un cálido saludo a los familiares, compañeros y amigos
de los ex alumnos del Colegio del Salvador detenidos desaparecidos por el Terrorismo de
Queremos destacar junto a ustedes su solidaridad y sensibilidad con los más
vulnerables, su lucha, sus sueños e ideales. Es por eso que celebramos esta importante
iniciativa de sus familiares y amigos, así como de los compañeros de Barrios x Memoria
y Justicia - Balvanera. Y queremos saludar especialmente a nuestra querida compañera
Montserrat Olivera, en quien tenemos a una incansable luchadora por memoria, verdad
y justicia, no sólo para su hermano Rafael y su cuñada Nora, sino para tantos otros
detenidos desaparecidos o asesinados por la dictadura militar.
Sólo la verdad, la justicia y el castigo a los responsables podrán contribuir en
alguna medida a aliviar el dolor de su ausencia en el difícil proceso de elaboración de las
pérdidas de los seres queridos, e impedirá que este genocidio se repita.
Con todo afecto,
Los compañeros del EATIP
27 de marzo de 2014
Se trata de doce jóvenes que fueron asesinados entre 1976 y 1977 o que permanecen desaparecidos desde entonces y que cursaron sus estudios en esa institución.
La Comisión de Familiares, Compañeros y Amigos de los Ex-Alumnos del Colegio del Salvador procura de este modo recordarlos y honrar la memoria de Hernán Antonio Albisu, José Augusto Cipriano Albisu, Juan José María Ascone, Santiago Pedro Astelarra, Ignacio José Bertrán, Guillermo Juan Bettanin, Alejandro Manuel Colombo, Carlos Daniel Fondovila, Gustavo Enrique Gaona, Horacio Roberto Machi, Rafael Olivera y Claudio Eduardo Tudera.
Con cariño solidario
Ricardo Percovich
Rafael y los Jesuitas.
Entre los años 1958 y 1960 comienza mi relación con los Jesuitas. Pasaba uno de los meses de verano, Enero en la finca de mis tíos y de mis primos Federico, Gustavo y Roberto que eran mas o menos de mi edad. Esto era en San Luis, en el Durazno y la finca se llamaba La Indiada, éramos muchos los primos Olivera. En uno de esos años, seguramente el 58, acampaban en La Indiada, un grupo de misioneros, de lo que eran Las Misiones Rurales. El Capellán de ese grupo era el P. Jorge Fourcade SJ, que si no lo era entonces, lo fue poco tiempo después, Rector del Colegio Del Salvador. Un miembro de aquel grupo, era Cesar García y entre él y mi primo Gustavo me “evagelizarón” y terminé yendo en Febrero a misionar en otro grupo, cuyo Jefe era el tal Cesar y el destino Las Caleras. Aquel verano comenzó una relación con Fourcade intensa y fecunda y con él y también con otros Jesuitas, trabajé unos cuantos años en el Colegio como profesor y como psicólogo. En una primera etapa, nos cruzábamos por los pasillos o en alguna reunión con los “Maestrillos” Carlos E. Hardoy, Jorge Bergóglio que mas adelante fueron los Padres ya ordenados sacerdotes. En un segundo momento y habiendo asistido a la ordenación de aquellos aspirantes, trabajamos con Miguel Angel Moreno en un cambio importante en el Colegio. Todo aquello, desapareció también con la dictadura. Todo este vínculo en dos tiempos con los Jesuitas, supuso de forma inmediata, que mis hermanos varones menores, pasaran de ser alumnos Del Lasalle, a que lo fueran Del Salvador. El primero en dar ese paso, fue Rafael, quien ese mismo verano y siendo un adolescente imberbe, conoció y conectó con algunos misioneros, algunos laicos y algún otro cura y Jesuita, como era el P. Angel Di Nillo SJ, con quien tuvo una relación afectiva y de trabajo muy grande, convirtiéndose en el misionero mas joven que fue a misionar por esas tierras puntanas. De esto y de mas cosas de aquel peregrinaje adolescente y juvenil, puede dar cuenta Tato Iglesias, compañero de Rafa en mil batallas y que no pudo librarlo de la última. Fueron tiempos intensos, llenos de esperanza en la convicción de que trabajábamos para cambiar el mundo y hacerlo mas libre, mas justo y que el reparto de la riqueza fuese mas equilibrado. Sé, que Rafael, como yo nos creímos esto del amor al prójimo y que luchamos por hombre. El y Nora lo hicieron hasta morir por ello. Es el día de hoy, Rafa, Nora que os hecho mucho de menos. Hoy, desde la distancia me siento uno mas de esa comunidad Jesuítica, tan entregada y tan misionera.
Patricio Olivera Palacios
27/3/14-Málaga.